Había una vez unos casaques muy hermiricos se querian fundir en su amaranto, sin embargo habían muchas gerintias que no querian que se tararearan.
En eso llegaron los horcos a defender el amaranto de sus chilintos, pelearon con fundas y estacas, lo lograron los chilintos lograron tararearse.
Fueron muy felipe y contennis y su amaranto siempre se remirara con mucha tasion.
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